Mosaico, de Amaia Nahuel

Mientras escribo estas líneas sobre el libro de cuentos Mosaico, de Amaia Nahuel, en el mundo está ocurriendo uno de esos fenómenos que una esperaba desde niña que pasara: en el congreso de Estados Unidos tres militares entregan bajo juramento su testimonio sobre la existencia de vida en otros planetas y hasta naves extraterrestres tienen para demostrarlo. Lo menciono porque no deja de ser llamativo que cada cierto tiempo ocurran fenómenos que nos gustaría ver con ojos de niña, de niño, llenos de asombro, lejos del miedo adulto de que los alienígenas nos vengan a quitar las casas o que se desplome la economía que mantiene la eterna maquinita andando.

Para disfrutar de la fantasía hay que dejarse llevar por la niña/el niño que llevamos en nuestro interior. Hay que abrirse a la posibilidad de lo impensado, y dejarse llevar por la emoción y la aventura sin aferrarse a qué tan real o factible es aquello que nos están contando. Dejar para otro día la lógica. Soñar con que todo puede pasar. Mosaico es una buena prueba de ello. Amaia Nahuel abre con suavidad una puerta hacia lo desconocido y nos invita a viajar a través de océanos y portentos tecnológicos de la mano de personajes entrañables. U odiables.